“No hay mayor fuente de documentación que la propia vida”
Esta es una de las tantas frases que Ana Porras lanza y que te dejan rumiando. Ana es una mujer increíble, luchadora y muy inspiradora.
Mi podcast hizo que nos conociéramos y se me pusieron los pelos de punta cuando ella comentó en este episodioque formar parte de este proyecto ha sido un sueño cumplido.
No sé si crees en la magia, las casualidades o los momentos serendipia de la vida. Aunque parezca extrovertida, me cuestan horrores las relaciones sociales; especialmente las grupales. Me siento fuera de lugar y alguna que otra vez he llegado a envidiar a esa gente que es capaz de tener relaciones en cada puerto.
Pues con Ana sucedió esa magia que te comentaba tras cruzar un par de mensajes. Tiene una energía y una paz que atraen a querer escucharla durante horas. Leerla es otra forma de sentirla.
Este verano ya te hablé de Vacíos y otras taras, el libro de relatos que ha publicado Ana. 23 historias, 23 mujeres marcadas por la reflexión y la necesidad de cambiar.
Tuve el placer de acudir a la primera presentación de su libro, de abrazarnos, por fin, piel con piel. Ella no podía faltar eneste podcast.
Todas tenemos nuestros vacíos y propias taras. Por ponerte un ejemplo personal. El jueves estuve en la gala de los Premios 20 Blogs y una de mis taras me fastidió un poquito el evento: el control.
Nada más cruzar el umbral del Caixa Forum me entregaron mi acreditación; roja. Había otras azules y otras verdes. Me fijé que todo el personal del evento portaba las acreditaciones en azul. ¿Para quiénes serían las verdes? ¿Para los ganadores?
Me costó parar la lavadora mental y más después de que el año anterior sucedió algo parecido en la gala virtual.
Igual que muchas de las protagonistas de Vacíos y otras taras, lucho para cambiar ese defecto. A veces con más éxito, otras con un sufrimiento y ansiedad innecesario.
Finalmente conseguí relajarme, ir a terapia está siendo una de las mejores decisiones que he tomado este año, y disfruté de la gala, incluso sin ganar.
Ana dice que algunos de los lectores no han encontrado esperanza en las historias de estas mujeres. Creo que es porque no siempre sabemos leer los silencios y justo el género de los relatos es de lo que más bebe.
Para mí sí que tienen mucho poder y esperanza incluso sin que sean historias edulcoradas.
Pero en vez de que te lo cuente yo, es mejor escuchar a su autora, ¿no crees?